
Es el lema, que congrego a miles de personas en los tribunales de Boulevard Oroño, al grito de cárcel común y cadena perpetua.
La mañana se presentaba con un cielo despejado que prometía ser una buena compañía.
Eran casi las diez de la mañanas, cuando columnas de jóvenes con sus respectivas banderas políticas, familias, adultos, y hasta ancianos, llegaban a los tribunales, manifestando sus ganas de que por primera vez, después de casi 34 años, se haga justicia.
En el escenario montado por el grupo de juicio y castigo, funcionaba una radio abierta donde cada uno, podía acercarse a decir quien era, de donde venia, y cuales eran sus expectativas para esta jornada, algunos alentaban cantitos, a los cuales la gente respondía muy entusiasmada. Se vivía un clima de esperanza, de justicia, atrás quedaron las leyes de obediencia de vida y punto final, los indultos.
Había tres pantallas, una principal y dos en los laterales, donde se proyectaban videos, recordando quienes iban a ser los juzgados, tal es el caso de la famosa nota de CQC con Galtieri, evadiendo la prisión domiciliaria.
Cerca de las once de la mañana, del lado oeste un grupo de jóvenes comenzó a hacer un “cordón” para que ellas, las madres de la plaza, las abuelas de la plaza, se acerquen hasta sus respectivas sillas frente al escenario, Oroño saltaba al canto de, “Madres de la plaza, el pueblo las abraza”.
De esta manera comenzaba el pedido de justicia, y así fue, que entre cánticos, bombos, folletos, papel picado, carteles, fotos y hasta juegos, esperábamos con ansias que en las pantallas se proyecte la sentencia.
A eso de las 12, la multitud hizo un repentino silencio, comenzamos a escuchar los alegatos, para los represores Pascual Guerrieri, Jorge Fariña, Daniel Amelong, Walter Pagano y Eduardo Costanzo, acusados de los crímenes cometidos en los centros clandestinos de detención de La Calamita, La Quinta de Funes, La Intermedia, Escuela Magnasco, y la ex Fábrica Militar Domingo Matheu.
Cuando la jueza pronuncio, la cadena perpetua en cárcel común, Oroño se convirtió en una fiesta, cargada de emoción, lagrimas, felicidad, esperanza, justicia, era una mezcla de sentimientos encontrados, la gente se abrazaba con lagrimas en los ojos, entendiendo que este era el fin de una historia cargada de dolor, donde aquellos que dieron la vida, por defender la patria podían de una vez por todas, descansar en paz.
Agostina Marinaro
bien descripción y registro. Armar el lid con lo más importante que ocurrió en el hecho, la sentencia. Luego desarrollo cronológico del suceso. Utilizar testimonios, comentarios de la gente.
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